Publicaciones - Hacia lo abierto

Poética




Normalmente en la poesía, dejo que ésta llegue a mí… que me invada… espero ese, como decía Baudelaire, momento de la gracia. Procuro por tanto no forzarla… pero cuando llega ese instante… invierto todos mis esfuerzos en materializar a través de la palabra poética el vendaval que surge a partir de las aprehensiones, de las observaciones, de los pensamientos, de los sentimientos y emociones, de las lecturas o de los sueños que han estado sedimentando en el inconsciente, cociéndose por dentro. A esta primera etapa le sigue otra no menos importante, que consiste en dar formas, racionalizando lo irracional que las imágenes o las metáforas albergan, engarzándolas a la música por la que vienen amparadas. En mi caso, cada libro tiene una música, un ritmo particular, porque pienso que este está íntimamente unido al contenido específico de un poema o de ese libro del que los poemas forman parte, como un todo interrelacionado. El ritmo que un poema adquiere es como el alma o la consciencia, que no pueden existir sin el cuerpo, el resto del poema; y aunque en una primera lectura no logres comprenderlo, de alguna forma si el ritmo te seduce, si su armonía te resulta dulce al oído… vuelves nuevamente sobre él… y a veces te puede producir parecida emoción al que experimentamos con alguna composición musical, solo que el poema tiene además… imágenes, metáforas… palabras a las que hemos de escuchar, ver las sugerencias que nos trasladan, hacia donde nos conducen… si realmente están formando un círculo alrededor de un centro, que muestre la unidad de sentido, con respecto a uno o varios temas…

Aunque particularmente pienso que hay temas que se pueden desarrollar más libremente en géneros como la narrativa o el ensayo, también creo que la poesía puede tratar de multitud de temas, el secreto está en el tratamiento de esos temas, a partir de cómo se digan podrán adquirir una dimensión poética con proyección de universalidad… aunque remitan a algo cotidiano… o por el contrario, trasladarnos un mensaje plano, específico o informativo, propio de otros lenguajes ajenos al lenguaje poético.

La discusión de si el poema ha de ser entendible o ambiguo es una discusión estéril… muchas veces sujeta a imperativos comerciales o grupos de poder. La ambigüedad ha sido desde siempre una premisa esencial no sólo de la poesía sino de la literatura… lo que se ha de valorar es el resultado… la coherencia en el planteamiento… en el desarrollo…La poesía siempre ha sido y siempre será de minorías… precisamente porque implica un esfuerzo voluntario, detenido, generoso… que no todo el mundo está dispuesto a realizar, a ofrecer…a recibir. Particularmente no he pensado nunca ni salvarme ni salvar a nadie a través de la poesía… sino participar en una sensibilidad, en un arte común…como lo pueda ser la plástica o la música.

Cuánto más lees poesía, empezando por los clásicos, más acostumbras al oído y a los ojos a valorarla, a distinguirla, a aprehenderla… y consecuentemente, en algunos casos a escribirla…

En Hacia lo abierto, mi último libro de poemas publicado, dividido en cuatro partes, que son los cuatro elementos esenciales de la naturaleza, he intentado crear una pequeña cosmovisión, una reflexión acerca de nuestro lugar como seres humanos en un Universo tan complejo como inabarcable… pero por otra parte, sometido como nuestra propia vida al movimiento temporal de lo cíclico… A través de la idea de fusión con la Naturaleza, de transformación y eterno retorno hay una búsqueda: el intento personal de encontrar un sentido al sinsentido de la existencia y de la muerte… una creación estética que abre un interrogante ante el azar y la incertidumbre de la vida humana y de todo lo que la rodea… Así el libro se inicia con el siguiente poema:

Ojalá sabiéndome vivir pudiera
Abrir mi corazón como granada
Reintegrar a la tierra al agua al aire al fuego
esa semilla que a ti y a mí nos fue otorgada
y al espacio del continuo fluir pertenece

No temer a la muerte sí a los dioses
impuestos y palpables
Pensar que de nosotros se alzará una energía
consecuencia final de todo lo vivido
que podrá o no enlazar sus manos:

al finito eslabón
sin principio ni fin del Universo